

Las instalaciones de la ENAH fueron construidas al lado de la zona arqueológica de Cuicuilco a finales de los años setenta. Para esos momentos, el crecimiento de la mancha urbana se había comido a Cuicuilco a partir de un encierro que sufrió al estar ubicada entre las dos avenidas más importantes del sur de la Ciudad de México (Insurgentes y Periférico). Pero día a día, se vio inmersa en el avatar comercial. Primero llegó el centro comercial Perisur; en 1968 la Unidad Habitacional y el Deportivo Villa Olímpica; luego el edificio laboral de la Compañía Elektra. En 1997 se presentó el proyecto de utilización de las instalaciones de la fábrica de papel Loreto y Peña Pobre (que datan del siglo XIX) para un gran Centro Comercial y un edificio del Grupo CARSO. El proyecto empresarial consideraba más de 25 pisos, por lo que causó gran disgusto entre los vecinos y la comunidad de la Escuela: primero, porque esto podría afectar las investigaciones arqueológicas así como dañar al paisaje e incidir directamente en el mal uso de la zona arqueológica. Para ello, se realizaron diversas actividades: ciclos de conferencias en torno al patrimonio cultural y a Cuicuilco; la organización de fiestas para difundir el problema que aquejaba a la zona arqueológica. Fue determinante la organización del Congreso Nacional Indígena en las propias instalaciones de Cuicuilco y de la ENAH con la finalidad de difundir el problema y presionar a las autoridades correspondientes. Hay que señalar que en este CNI participaron los 1,111 bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, los cuales acudieron al DF entre el 10 y 16 de septiembre. Aunque sí se construyó el centro comercial, después de las presiones se redujo el número de pisos.

Es cierto que los vecinos participaron del movimiento, muchos de ellos se sentían afectados por la construcción de un centro comercial, pensando en el desabasto y encarecimiento de los servicios.
ResponderEliminarNuestra preocupación como estudiantes, en ese entonces fue el que la zona arqueológica así como una amplia zona del pedregal que podía destinarse como reserva ecológica o parque cultural sería destruido en función del bienestar de un solo empresario y en bajo el despojo.
También habrá que decir cuántos de los que en su momento protestaron, ahora van al cine y a tomar café a Plaza Cuicuico
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